Lipedema y hormonas: cómo reacciona nuestro cuerpo
El lipedema afecta casi exclusivamente a mujeres, lo que pone de relieve un tema fascinante: las hormonas. Nos acompañan en todas las etapas de la vida e influyen en los cambios de nuestro cuerpo. Muchas personas afectadas informan que sus síntomas empeoran durante ciertas fases hormonales. Pero ¿qué hay realmente detrás?
Cómo las hormonas moldean nuestro cuerpo
Las hormonas controlan innumerables procesos en nuestro cuerpo, desde el metabolismo y el sistema inmunitario hasta la distribución de la grasa. En particular, las hormonas femeninas, el estrógeno y la progesterona, tienen un efecto directo sobre la grasa y el tejido conectivo. Un desequilibrio en estas hormonas también puede afectar el desarrollo y la progresión del lipedema.
Cambios hormonales y ataques de lipedema
- Pubertad: Durante esta etapa, los niveles de estrógeno aumentan drásticamente. Esto puede provocar una mayor acumulación de grasa en las caderas, las piernas y la parte superior de los brazos, zonas típicas del lipedema.
- Embarazo: El cuerpo se prepara hormonalmente para el bebé. Como resultado, muchas mujeres retienen más agua y grasa, lo que puede agravar los síntomas del lipedema.
- Menopausia: Cuando los niveles de estrógeno bajan, los desequilibrios hormonales se alteran. Esto puede intensificar la hinchazón, el dolor y la tirantez.
- Anticoncepción hormonal: Medicamentos como la píldora también pueden afectar la distribución de la grasa. Podría ser beneficioso para quienes la padecen considerar métodos anticonceptivos alternativos no hormonales.
El lipedema es una enfermedad compleja en la que las hormonas, la genética y los factores del estilo de vida están estrechamente entrelazados.
Otras posibles causas
Además de las hormonas, otros factores también influyen. Muchos estudios demuestran que suele haber una predisposición genética: el lipedema suele ser hereditario. Además, los trastornos del sistema linfático pueden impedir la eliminación de líquido, lo que favorece la hinchazón. El estrés crónico también puede promover procesos inflamatorios mediante la liberación de cortisol, la hormona del estrés.
Científicamente hablando, el lipedema es un trastorno crónico de la distribución de la grasa dependiente de hormonas en el que los procesos inflamatorios y la permeabilidad vascular alterada juegan un papel importante.
Opciones de tratamiento
Aunque el lipedema no se puede curar con dieta o ejercicio, los síntomas se pueden aliviar de forma específica.
Terapia conservadora: el drenaje linfático manual regular, las medias de compresión y el entrenamiento de resistencia suave mejoran la circulación sanguínea y reducen la sensación de tensión.
Liposucción: En casos avanzados de lipedema, la extirpación quirúrgica de las células grasas enfermas (liposucción) puede reducir significativamente y de forma permanente los síntomas. Solo se eliminan las células grasas enfermas, lo que hace que este tratamiento sea tan eficaz.
Vivir con lipedema
Vivir con lipedema es un reto diario, pero no un callejón sin salida. El ejercicio, una dieta saludable, la terapia linfática y la fortaleza mental ayudan a recuperar el bienestar. Compartir ideas con otras personas afectadas, la autoaceptación y una actitud positiva son tan importantes como cualquier tratamiento médico.
Conclusión
El lipedema es una afección compleja en la que las hormonas, la genética y el estilo de vida están estrechamente relacionados. Aunque la investigación aún no ofrece todas las respuestas, existen métodos eficaces para aliviar los síntomas y recuperar la autoestima.


